Creo que estoy odiando este proceso desde el principio. Me invade la ansiedad, la desesperación, las ganas de darle un puñetazo a la pantalla y tirar el teclado por la ventana. Qué sentimientos tan negativos ¿no? Y es por eso que odio este proyecto en el que me he involucrado, me odio a mí misma por pensar de nuevo que sería capaz cuando….cuando nunca lo he sido. No es la primera web que intento crear para mí, puedo hacer el diseño, se me da todavía mejor corregir qué cosas deberían ser de esta forma o de esta otra… pero a la hora de sentarme delante del ordenador a dar vida a MI página… es horrible. Ya hace tiempo traté de abrir un blog de viajes, pero claro, como tenía que ser algo especial, algo único, algo que fuera práctico y brillara por lo perfecto que era… pero NO. Empecé el diseño en Adobe UX…vaya preciosidad, tanto en el sentido estético como en el funcional… ¡flipas! Pero cuando llegó la hora de transformar el concepto en algo real, algo que pudiera verse en este mundo del Internessss…
Claro, en aquel momento mis reservas económicas eran bastante bajas, vivía en Australia y no podía permitirme derrochar mi dinero cuando en aquel momento no tenía trabajo. Lo que sí que tenía era tiempo… Tiempo porque era época de la dichosa pandemia que nos mantuvo encerrados a cal y canto durante….no sé… Porque ¿sabes? Melbourne fue una de las ciudades en el mundo donde tuvimos el confinamiento más largo. Quizá fue LA CIUDAD con el confinamiento más largo del mundo. En fin…tiempo me sobraba. Así que me lancé de ello a esa idea con el convencimiento de “yo lo puedo todo”, “yo siempre consigo lo que me propongo”. Y sí, suelo conseguir lo que me propongo porque me lo trabajo. Pero con esto de programar una web… creo que di con la horma de mi zapato. Y no es que no fuera capaz de programar… es que el proceso de prueba y error, la falta de una base sólida, los atajos dados como si fueran “dogmas de fe” me volvían loca. Porque yo necesito entender desde abajo para poder construir hacia arriba. Pero si quería entender todo esto desde abajo… iba a ser un proceso eterno. Además yo lo que quería era crear. Crear y compartir. Hacer fotos de lugares bonitos, contar mis experiencias y aventuras, compartir anécdotas y consejos, dibujar esos lugares… Pero antes…necesitaba la dichosa web!! Quizá no la necesitaba, pero yo fantaseaba con esa web, un lugar donde volcar todo lo que tenía en mi cabeza y quizá de alguna manera profesionalizarlo y conseguir crear algo mío, algo con mi toque personal que no rindiera cuenta a algoritmos caprichosos y cambiantes como los de Instagram, Youtube, etc.
Y aquí estoy de nuevo… esta vez al menos he progresado… a nivel mental, porque con la Web habrá que esperar… He decidido que no voy a complicarme la vida, voy a ir a lo básico, sin florituras ni movidas innecesarias. Así que aquí estoy, dando forma como puedo a algo totalmente diferente a lo que aquella vez intenté. Un proyecto que al menos ahora mismo adoro en nombre y en esencia. Minimal Minimus. Un nombre sonoro, musical, como de encantamiento. Un concepto que me chifla; llevar los pequeños males al mínimo. Y es que cuando me siento estresada, con ansiedad, con cualquier cosa que pesa dentro de mí, sentarme unos minutos a dibujar, a escribir, a pintar… en resumen, a crear. Sacar mi parte creativa me da mucha paz, me tranquiliza, me calma y me devuelve esa sensación de: “yo puedo con todo”. De que solo hace falta reducir al mínimo los problemas para afrontar esas nimiedades, una a una, poco a poco hasta conquistar mi objetivo.
Y así es como me autoconvencí de nuevo para embarrarme hasta los ojos con esta maldita web. Porque estar delante de una pantalla intentando dar forma a algo que por mucho que digan que es lógico, después no sigue ninguna lógica, me genera estrés. Y mucho. Un estrés tremendo, una ansiedad en la boca del estómago. Y mi “Minimal Minimus” es el mantra para sobrellevarlo. Eso y este rincón exclusivo que me he creado para soltar mierdas, quejarme de lo poco que me gusta dar forma a páginas web y esperando que la Diana del futuro tenga la suerte de dar con el botoncito mágico que dará forma al portfolio que tanto necesitamos para por fin “exponer mi creatividad” y así poder hacer dineritos a partir de mis habilidades artísticas/creativas y no tener que depender de los ingresos de nadie más.
Aaaaay señorxs de WordPress… a mí se me vendió la moto de que esto iba a ser fácil…pero cada vez que intento algo que a priori debería ser sencillo me tiro medio día probando cosas que no son nada lógicas ni intuitivas, ni sencillas… quizá esté de nuevo complicándome la vida… yo solo quiero acabar mi web, que quede cuqui y no un mojón con fotos rándom de cosas que he creado con mis manos a lo largo de mi vida. De momento se parece más a esto último que a lo primero. Pero por algo se empieza… al menos esta vez tengo un rinconcito dónde quejarme, soltar mis mierdas y llorar mis rabietas… bienvenidas a mi lado oscuro.